Amor objetual. Sobre Diseño Emocional
Creamos vínculos emocionales con los objetos, me gusta, lo uso, lo cuido, lo extraño, es amor objetual y de eso nadie queda exento.
Hola, ¿Qué tal? Somos Pat y Vif, nos entusiasma compartir cómo el diseño y la arquitectura mejoran tu vida, además te presentamos proyectos hechos por mujeres.
Esta entrega es a propósito del Día Mundial del Diseño Industrial 2024, que se celebra cada 29 de junio, y en esta oportunidad la temática son las emociones.
¡Ay! la palabra amor 😍. Síntesis de la idea de afecto, cariño, apego o querencia. Amor de pareja, de familia, de hijos y perrihijos, de amigos, de amor objetual.
Y durante la vida nos rodeamos de objetos que, por cierto, nos complementan.
Por definición, lo que complementa se añade para mejorar, completar o perfeccionar. Esto nos conecta a objetos, generamos una alianza y hasta llegamos a amarlos.
Afirma Luján Cambariere en su libro “El Alma de Los Objetos” que «amamos y necesitamos los objetos por los infinitos lazos y vínculos que nos unen a ellos», pero a su vez también se pregunta «¿Por qué nos involucramos espiritual, emocional y psíquicamente con ellos?
De seguro sabemos cuáles objetos son fundamentales en nuestra vida; protagonistas de una retahíla de anécdotas, con los que experimentamos una sensación de cercanía y calidez, casi familiar. Pero, yo (
) me pregunto, ¿Somos conscientes del porqué amamos -y mucho- a determinados objetos?Para ilustrar el asunto voy con una vivencia y luego con teoría de diseño, más una reflexión.
Una historia de amor -objetual-
Contextualizo: Luka es mi perro, con él (y
) me fui a vivir a Buenos Aires. Estando por allá recibía frecuentemente amor de mi Madre Arquitecta en forma de indumentaria.Era julio del 2019 y andaba Luka por el barrio bonairense seduciendo miradas y unos cuantos «¡Ay nooo, miamor me muero!». Llevaba un cuello rojo carmesí con estrellas; hermoso, lo había hecho mi mamá. Oportuna fibra polar, el invierno estaba a punto de empezar.
Cuestión que un día de paseo, de meadas, de faranduleo, el cuello desaparece, así no más. Se quedó Luka con frío y yo con una sensación de vacío. «Se lo quitaron», pensé; «cuando lo vea diré ¡Epa, eso es de mi perro!».
Días después, a punto de contarle a mamá la desaparición del cuello, ¿Qué creen? Me asomo por el balcón del departamento y ahí estaba, adornando la cabeza del capataz de la obra del lado. ¿Qué cuello? Aquello era un fez, el obrero parecía un turco en plena ciudad porteña. «¡Señor, señor! Lo que tiene en la cabeza… Sí, eso. Es de mi perro, ya voy pa’llá». Y entre risas, fotos que daban garantía de la pertenencia y un «ay, es que eso lo hizo mi mamá» fue como el cuello, lleno de carga sentimental, regresó. Desde entonces Luka lo luce.
En esta anécdota podemos encontrar lo formal, lo funcional y lo sentimental; y eso nos conduce a:
El Diseño Emocional
Dice un refrán francés que «ser amado es la mejor manera de ser útil». Y vaya que sí.
Los objetos son construcciones materiales, fruto de nuestra inventiva y evolución. Son extensiones de nuestro cuerpo, ayudantes del quehacer, nos acompañan en nuestras expresiones, oficios y vivencias. Son motivo de deseo. En esencia, son útiles.
Todo esto crea vínculos emocionales que, Según Donald Norman, padre del Diseño Emocional, se dan en tres dimensiones:
Visceral: es el placer sensorial al estar en contacto con el objeto.
Conductual: es lo que ofrece un objeto, la experiencia que llega a generar.
Reflexiva: es la identidad que representa y el sentimiento que genera.
Entre el Diseño Emocional y el Amor
Los antiguos griegos tenían distintas palabras para referirse a la experiencia afectiva, el amor era eros, pero también ágape y filia, porque ya en esa época -imagino yo- se había identificado la evolución del amor.
Entonces veo una relación con las dimensiones que Donald establece:
La dimensión visceral sería eros, el amor erótico o pasional;
La conductual es ágape, el amor puro e incondicional, y
La reflexiva es filia, el amor profundo, esa afinidad y simpatía, que tenemos hacia determinadas cosas.
Explicadito, pues.
El amor objetual inicia con su promesa de uso, su configuración formal, es la dimensión visceral, el eros, la sabrosa etapa de la seducción.
La afectividad se refuerza con su uso y función, es el tan idílico noviazgo, lo conductual, el ágape.
Finalmente el objeto trasciende con su significado, valor y apropiación, así como un matrimonio de bien, ésta es la dimensión reflexiva, la filia.
El vínculo emocional se enfatiza por la presencia e importancia que pueda tener un objeto en nuestras vidas; lo animamos, lo humanizamos y hasta le damos una posición privilegiada.
Encariñarse con objetos es algo típico en todas las personas. Como creadores, podemos proyectar esos vínculos en los productos (tangibles o no). Las de Dosis podemos ser tu team de diseño si lo que buscas es emocionar.
Ainoa. La Mujer Coolta
Ainoa Abella Garcia es Diseñadora de Productos, investigadora, conferencista y Doctora en Estadística. Tiene un bagaje académico excepcional, lo que la ha conducida a explorar la fascinante intersección entre el diseño, la ciencia y las emociones.
Su área de especialización se centra en la parametrización de las emociones, aplicando técnicas de estadística y visualización de datos al diseño. A través de su trabajo, Ainoa busca comprender cómo los objetos y espacios impactan en nuestras emociones y bienestar, abriendo un camino hacia un diseño más humano y centrado en la experiencia del usuario.
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Estudio Dosis, en pro del bienestar y la ética.
En DOSIS diseñamos espacios saludables que promueven el bienestar físico y mental, y creamos productos respetuosos que aportan valor. Si esto resuena contigo, podemos ser tu team de diseño.