Reflexiones sobre LAS IDEAS
El acto más básico del entendimiento. La representación mental, fruto de la razón y la imaginación.
Hola, somos Pat & Vif y nos gusta compartir cómo el diseño y la arquitectura impactan positivamente, lo hacemos a través de nuestro estudio y esta newsletter.
Si las ideas surgen de nuestros pensamientos y son representaciones de nuestra capacidad de razonamiento y autorreflexión, de nuestra creatividad e intelecto, entonces son las respuestas a la pregunta más común cuando la incertidumbre es alta.
¿Qué hacer?
Nos lo cuestionamos en este momento.
Desde un punto de vista ontológico, la idea es equiparable a algo material que existe en el mundo real. Muy de diseño.
De manera que revisitamos la “Guía de Ideas y Hechos” que hicimos en pandemia y tomamos (y actualizamos) la parte en la que hablamos sobre las ideas.
Quizá en nuestras propias reflexiones nos encontremos.
La idea
La materia prima para representar una idea puede estar en cualquier parte. Está en nosotras encontrar la mejor manera de expresarla, bien con un papel en blanco, unos legos regados, por medio de una guitarra o con un kilo de harina.
Una idea puede ser el deseo o la voluntad de hacer algo, también el conocimiento sobre determinado tema o el ingenio para diseñar (resolver, inventar, planear).
Lo cierto es que la sumatoria de estas acepciones, sobre todo cuando se busca qué hacer, conllevan a que una idea se transforme en un hecho, es decir, a algo que se lleva a cabo, que se crea.
Y es ahí cuando la idea se convierte en algo satisfactorio.
Para Platón las ideas son un mundo perfecto y eterno, que contrasta con un mundo lleno de incomodidades.
Son el combustible del cambio.
Todos, por ser seres pensantes, tenemos ideas, pero quienes hacen cambios paradigmáticos son los visionarios. Quienes moldean en sus mentes lo que pudiese ser real y descifran de qué manera llevarlo a cabo.
¿Cómo hacerlo?
Concentrándose en el problema, sus variables y el entorno. En la visualización de cómo ha sido y cómo será y en cómo llevarlo a cabo.
Lo hacen teniendo el cerebro muy activo.
Y sin embargo, a las ideas también hay que ponerlas en remojo.
Pensar y pensar es cansón, así que por un momento hay que descansar, poner en stand-by el “overthinking” y vivir el presente. Es ahí, cuando el cerebro todo relajado lanza su “AHÁ Moment”, su “eureka”, la “epifanía”.
Llámalo intuición o visualización, lo cierto es que ha sido el resultado de un análisis profundo de la situación.
Fíjate. Steve Jobs tomó distancia (o lo obligaron a), Madonna se mudó a Lisboa (aunque parezca retiro), a la Vif le viene bien tomar una ducha, pero quizá más larga 😝 y Pat debe considerar empezar a hacer su caminata, de nuevo. Cualquier forma placentera de relajación sensorial es válida, la que prefieras.
Según el psicólogo John Kounios “Lo que ocurre en ese momento es que los sentidos, en vez de estar enfocados hacia el exterior, están enfocados hacia el interior”.
Confía en lo que proyectas en tu mente, sobre todo después de un esmerado enfoque y ese ratico de relajación.
Listo, la idea la tienes, la visualizas.
Inicia la parte retadora: desarrollar y cautivar a un mundo complejo, competitivo y hasta escéptico.
La idea visionaria que aporta valor continúa en el interminable camino del diseño…
A nosotras quizá nos esté haciendo falta desinflamar el cerebro.
Tenemos una pregunta, ¿A ti, qué te funciona para tener ese “aha moment”?
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