La causa final
La forma sigue la función ya es vieja escuela. Entonces, ¿qué se persigue con el diseño?
Hola, somos Pat & Vif, par de mujeres enamoradas del diseño y la arquitectura. Encontramos en nuestras profesiones una forma de (re)pensar, cuidar y favorecer la vida. Convencidas de eso entregamos Dosis de Diseño.
Volví a la biblioteca y esta vez no fui al estante de diseño o ciencias aplicadas, sino al de ciencias sociales.
Y ahí estaba en la sección de ética “Si Aristóteles dirigiera General Motors”.
Un libro de 1997, cuando debutaba Daft Punk y yo estaba decidida a estudiar diseño. No es que sea relevante esto, solo doy contexto de mi adolescencia, y cómo un libro que ya alcanza las tres décadas no está para nada obsoleto, sus ideas son atemporales. Filosofía, a fin de cuentas.
El autor del libro, Tom Morris, aborda las cuatro dimensiones de la experiencia humana: la intelectual, la estética, la moral y la espiritual: y extrapola el pensamiento clásico al mundo empresarial contemporáneo.
Al final del capítulo sobre la experiencia intelectual, que, según Morris, conduce a la verdad, hace referencia a un concepto aristotélico: la causa final, la fuerza que da sentido a lo que hacemos.
Veamos de qué se trata en palabras del autor.
Aristóteles distinguía cuatro tipos básicos de causas en el mundo que contribuyen a que las cosas sean lo que son, y que pueden resumirse de este modo: una causa material, que es la sustancia básica de una cosa, la materia que hace que algo sea lo que es; una causa formal, que es la forma o esquema que hace que algo sea como es; una causa eficiente, que es una fuerza que empuja y que de ese modo origina que algo sea lo que es; y la causa más importante para nosotros en esta discusión, una causa final, que es la que atrae y hace que algo sea lo que es capaz de ser.
Las cuatro causas, la material, la formal, la eficiencia y la final, han de estar presentes en nuestro mundo objetual.
En el diseño de productos, la causa final es más que un objetivo funcional o económico: es la razón profunda de crear. Es el telos que nos lleva a una promesa de significado.
Telos, del griego τέλος. Un fin, un objetivo o propósito.
(Toma el resaltador y se lo pone a esta línea)
Diseñar no debería responder solo a la eficiencia o la forma, sino también a esa finalidad que nos impulsa a desarrollar algo que aporte, que transforme, que deje huella.
Crear con eje en el diseño implica dar razón a una causa final ¿Qué mejora provee este objeto? ¿Cómo beneficia? ¿Qué valores sostiene? ¿Qué futuro sugiere? Esas preguntas activan esa brújula del propósito y no andar únicamente por el sendero transaccional.
Diseñar con propósito es conectar con los telos que dan dirección y sentido a lo que hacemos. Porque un producto no se justifica solo por existir, sino por la posibilidad de convertirse en lo que está llamado a ser: una mejora concreta en la vida.
…
PD. Con este post celebro mis 20 años como profesional. Un 17 de junio del 2005 me titulé como Diseñadora Industrial en la Universidad de Los Andes. Junto a grandes amigos apostamos por potenciar el diseño en Venezuela, y cómo no, si fuimos de los primeros en tener esa licenciatura en el país. Lindos tiempos.
En Dosis la ética y el bienestar son nuestros pilares.
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Me encantan estos posts filosóficos, debe ser porque los arquitectos somos un poco filósofos, porque siempre estamos tratando de entender a la gente.
¡Y felicitaciones, Vif, por tus 20 años de graduada!
Muy interesante el enfoque, especialmente eso de volver a pensar en el “para qué” diseñamos. A veces entre tanta forma y función se nos olvida que hay una intención más profunda detrás de todo objeto.
Lo de la causa final me parece una buena excusa para volver a hacer preguntas incómodas.